martes, 27 de abril de 2010

Justicia

Cuentan que un rey soberbio y corrompido,
Cerca al mar, con su conciencia a solas,

Sobre la playa se quedó dormido,
Y agregan que aquel mar lanzó un rugido

y sepultó al infame entre sus olas.

Hoy bien hacéis, ¡oh déspotas del mundo!

En estar con los ojos siempre abiertos:
Porque el pueblo es un mar, y un mar profundo
Que piensa, que castiga y que iracundo

Os puede devorar, ¡vivid despiertos!

Julio Flórez

Bodas Negras

Oye la historia que contome un día
El viejo enterrador de la comarca
Era un amante quien por suerte impía,
Su dulce bien le arrebató la Parca.


Todas las noches iba al cementerio
A visitar la tumba de su hermosa
La gente murmuraba con misterio:

Es un muerto escapado de la fosa.

En una horrible noche hizo pedazos
El mármol de la tumba abandonada,

Cavó en la tierra y se llevó en sus brazos
El rígido esqueleto de la amada.

Y allá en su triste habitación sombría
De un lirio, fúnebre a la llama incierta.
Sentó a su lado la osamenta fría

Y celebró sus bodas con la muerta.

Ató con cinta los desnudos huesos
El yerto cráneo coronó de flores,
La horrible boca la cubrió de besos
Y le contó sonriendo a sus amores,

Llevó a la novia al tálamo mullido,

Se acostó junto a ella enamorado,
Y para siempre se quedó dormido
Al rígido esqueleto abrazado.


Julio Flórez

Mi Tumba

Cuando yo expire, a la empinada sierra
Transportad mi cadáver, y en la cumbre,

No lo arrojéis debajo de la tierra,

Sino encima del sol bajo la lumbre;


Donde me cante el impetuoso viento

Sus largos de profundis, y mi caja mortuoria

Sea un risco, el firmamento

Mi capilla y la nieve mi mortaja.


En donde para honrar mustio rastro

De lo que fui, cuando en la vida estuve,

Tenga por cirios funeral un astro

Y por incienso místico una nube;


Donde para que rabien los humanos,

Que arrastran sus envidias por el suelo,

Me devoren, en vez de gusanos,

Los buitres y las águilas del cielo.

Julio Flórez

lunes, 26 de abril de 2010

Mi Madre

¡Una madre es la luz de la Existencia!

Es el único amor que no concluye,

Que va en el corazón como una esencia,

Que purifica y perfumando fluye.


Cuando abate el pesar toda creencia

Jamás esta creencia se destruye;

Y queda en nuestras almas tan asida

Que parece la yedra de la cierta vida.


Doquiera siempre igual conmigo vienes

Como celeste incógnita armonía;

Tu nombre entre mi pecho escrito tienes,

Y escrito está en la ardiente fantasía.


¡El será el eco postrimer que suene

En mis murientes labios madre mía!

Y será en mi sepulcro el relicario

De mis despojos y de mi sudario.



Julio Flórez